lunes, 1 de junio de 2015

                                     
ACERCAMIENTO A LA CRÓNICA

  La muerte de dos hermanos.
René Briceño

     En una triste y oscura mañana de un sábado, la muerte invade a dos pequeños de una humilde y sencilla familia campesina, de la carretera vieja Trujillo- Boconó perteneciente al pueblito de San Jacinto de Polonia. Así fue como muchos lo recuerdan, una triste y lamentable mañana, el cual comenzaba con una oscura y profunda soledad invadida por una torrente lluvia que desplegaba fuertes vientos sobre aquella montaña que fue la escena de tan enorme masacre.
     La madre de los pequeños hermanos Doña Odalis comenzó la mañana como cualquier otro amanecer, con la preparación del desayuno para sus hijos, cuando a mediado de las 10:30am, los golpes invaden la puerta de aquella humilde casa, el miedo y el temor se adueña de aquella madre e hijos, al saber que era su esposo el padre de sus hijos, que fuera de sí mismo, entro al hogar con un enorme machete. La violencia, la fuerza, los gritos, el dolor y la soledad invaden aquella montaña, cuando el padre tomas a sus hijos a golpes y machetazos dejando de ello solo restos, restos irreconocibles de aquellos niños inocentes que gritaban y pedían auxilio ante el terrible espanto que lo invadía. La madre de aquellos inocentes demostró su ayuda para el socorro de sus hijos, pero en el momento un machetazo la alcanza y le sangrienta su rostro, siendo lanzada por una enorme sima la cual se unía a una pequeña quebrada, dejándola toda golpeada pero con vida.
     La sangre se desplego por toda la casa ante la terrible masacre y el padre de los hijos abandona la vivienda dando gritos por toda la montaña, el cual fue visto por los vecinos que se encontraba en la cima de la montaña.
     Los gritos y el miedo se unieron  a una torrente lluvia que se adueño al dolor de aquella familia, nadie se imaginaba del espantoso suceso de Don Alirio (padre de los pequeños) había realizado y es a las 12:15pm aproximadamente cuando un grupo de jóvenes campesinos pasaban por aquella casa llena de soledad y observaron tan horrendo espanto, el cuerpo de los niños destrozados y toda las paredes sangrientas y de enorme escándalo.
     La noticia se riega por toda la zona campesina llamada Boron Alto, los gritos invadían aquella montaña y personas de todas partes acudían ante el enorme suceso, todos en la espera de los entes Policiales para hacer el levantamiento de los pequeños y así poder comenzar con los estudios profundos. El miedo y el dolor se extienden no solo en el pequeño pueblo de San Jacinto sino a todo Trujillo. Los medios de Comunicación radio, prensa y televisión se despliegan por toda la zona y grupos policiales en busca del causante de todo el hecho, Don Alirio quien queda catalogado como “El monstro de Boron”. Los restos de los infantes fueron velados y sepultados en el cementerio municipal de Trujillo, mientras que su madre Doña Odalis lucha con su vida en el Hospital Dr. José Gregorio Hernández.
     Los días transcurrieron y el causante del hecho fue encontrado sin vida, en una abandonada choza que se encontraba al final de la montaña.

      Los años han pasado, pero el  recuerdo de este suceso todavía se  mantiene en las mentes de aquellos que formaron parte de esta terrible historia.


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