Pedro
Rincón Gutiérrez.
José Barreto
En nuestra Universidad de los Andes es
relativamente fácil encontrar Lugares, acontecimientos y personajes insignes o
como mínimo muy relevantes para la trayectoria de esta casa de estudios que
posee más de 200 años, no así para el Núcleo Universitario Rafael Rangel que
acumula menos de 50 años de trayectoria, aun así existen figuras clave que han
definido trascendentalmente la evolución de la Universidad tanto en la sede
principal, como en todos los núcleos y casas de estudio secundarios, uno de
estos personajes icónicos es nada menos y nada más que Pedro Rincón Gutiérrez.
Su nombre completo es Pedro Ángel de Jesús
Rincón Gutiérrez, es a mi parecer de las figuras más trascendentales para la
ULA y la más importante de todas en la segunda mitad del siglo XX, es admirable
por sobre todo por ser de origen y familia humilde, egresó de la ULA en Mérida
con una gran cantidad de distinciones y honores para cuando obtuvo su
doctorado. Es necesario mencionar un poco de su asombrosa trayectoria inicial,
y es que él fue desde un sencillo profesor de Secundaria en Ciencias
Biológicas, en el Colegio San José de Mérida, entre 1941-1949, hasta Fundador y
Profesor de la Cátedra de Farmacología y Primeros Auxilios en la Facultad de
Farmacia (1947), Profesor de Patología General, Profesor de Obstetricia
(1947-1959), Profesor de Fisiología Humana, Profesor y Director de Trabajos
Prácticos de Fisiopatología, Director de la Escuela de Medicina (1953), Jefe de
la Cátedra de Fisiología, Jefe de la Cátedra de Fisiopatología (1953),
Integrante del Consejo Catedrático de la Facultad de Medicina, Director del
Instituto de Fisiología.
Esto ejemplifica perfectamente una reputación
que no fue ganada por casualidad, sino que fue labrada con mucho esfuerzo y
representa el trabajo de toda una vida, y seria este mismo duro trabajo el que
le permitiría a este obstetra merideño nacido en Zulia, el abrirse paso de una
manera asombrosa en la comunidad universitaria hasta llega a ocupar el cargo de
máxima autoridad de la Universidad de los Andes.
El
Rector de Rectores.
Iniciando con el punto de inflexión en la
historia que fue la caída de Marcos Pérez Jiménez, era necesario re-plantearse
el curso de acción que tomaría la ULA en un país que ingresaba a este período
de la Cuarta República, con lo que también era necesario una nueva máxima
autoridad, y en las célebres elecciones libres, más del 80% del claustro
Universitario eligió sin dudarlo al gran Perucho que contaba con solo 35 años
de edad.
Si bien es importante destacar toda su
trayectoria antes de lograr la rectoría, es quizás más importante todavía
nombrar todo lo que sucedió después de su toma de posesión: Fomentó, bajo su
gestión, la fundación de las Facultades de Humanidades, Ciencias y
Arquitectura, las Escuelas de Educación en Mérida y San Cristóbal, las Escuelas
de Geografía, Empresas, Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Química, Ingeniería
Mecánica, Ingeniería de Sistemas, Enfermería, Dietética y Nutrición, estos
últimos demostrando que aún tenía muy bien arraigadas sus raíces como médico
obstetra.
Además, impulsó una ferviente adquisición de
terrenos y constitución de nuevas infraestructuras que permitieron, el
surgimiento y la conformación de los Institutos de Investigaciones Químicas,
Geografía y Conservación de Recursos Naturales Renovables, Silvicultura,
Fotogrametría e Investigaciones Agropecuarias. Fundó el Centro de
Radioisótopos, el Instituto de Microscopia Electrónica; el Cardiovascular, el
Centro Neurológico, el Centro de Investigaciones de Altura y el Centro de
Investigaciones Odontológicas, El Instituto de Estadística e Investigaciones
Económicas y el Centro de Computación, el Centro de Jurisprudencia, hoy
transformado en Instituto de Investigaciones Jurídicas, el Departamento de
Cine, el Centro de Investigaciones Literarias, las Escuelas de Arte, Ballet,
Música, Títeres, Teatro y el Centro Experimental, hoy transformado en una
Unidad de Artes Visuales y Diseño (UNAVID). Todo esto solo gracias a una
política social que permitió que la ULA lograra un gran avance en cuanto a
todas sus capacidades tanto estadales como nacionales.
La
Leyenda.
Todo lo
dicho anteriormente es solo un pequeño esbozo de la gran leyenda verdadera que
fue Pedro Rincón Gutiérrez, Su paso por la Universidad convirtió a una casa de
estudios netamente merideña, en la Universidad insigne y a la postre la más importante en toda la
región de los Andes Venezolanos con un amplio reconocimiento a nivel nacional.
Es en gran medida gracias a él que tanto los Merideños,
como los tachirenses y nosotros los trujillanos tenemos fácil acceso y una gran
gama de espacios y recursos a nuestra disposición, pero para mí sin duda lo más
importante que le debemos a su gestión es la construcción de los Núcleos
Universitarios en Táchira y Trujillo, y es que el papel de Pedro Rincón
Gutiérrez fue imprescindible para que surgiera lo que hoy es el Núcleo
Universitario Rafael Rangel, no en vano el núcleo del Táchira lleva el nombre
de este gran médico así como la Orden Pedro Rincón Gutiérrez que es uno de los
3 reconocimientos más importantes que pueda otorgar la Universidad de los Andes.
Es por todo esto y muchas más cosas que el es una Leyenda
en el sentido de que cambio para siempre (y para bien) nuestra universidad, que
una vez terminada su gestión siguió estando muy cercana a su corazón, no es
solo la mera expansión territorial, la adquisición de nuevas y mejores
infraestructuras o la conformación de facultades y cátedras, sino que con una
gran habilidad este excelso Obstetra doto a la ULA de identidad y valentía que
hoy en día le han permitido conservar la característica de “Autónoma”. Y es que la prueba máxima de que
su labor fue legendaria, es que de todas aquellas personas que pertenecen de
alguna forma a la Universidad de los Andes y conocen aunque sea un poco la
figura del Rector de Rectores, no importa la edad, oficio, corriente de
estudio, pensamiento político, ni muchas otras cosas, todos están de acuerdo en
que este sencillo medico cambio para mejor todos los elementos de nuestra casa
de estudio y que sin duda fue y sigue siendo una de las figuras más admirables de
la Universidad de los Andes.
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