IRENE TORRES
Sentido e identidad de la ULA en Trujillo
INTRODUCCIÓN
El
objetivo de esta investigación es rescatar el sentido de pertenencia que hemos
perdido sobre nuestra casa de estudio como lo es la Universidad de los Andes
específicamente el Núcleo “Rafael Rangel”. El NUT, Núcleo Universitario de Trujillo, así se llamó
durante los primeros cinco años, cuando en abril de 1977, en
Betijoque, hubo una disposición de las autoridades universitarias
para designarlo con el nombre de “Rafael Rangel” en honor a este insigne investigador Venezolano. Pues actualmente
muchos de
las personas que estudian y hacen vida en las instalaciones del NURR desconoce su historia, su fundación, símbolos o epónimos,
himnos, en fin desconoce los retos y adversidades que ha tenido que
enfrentar esta casa de estudio para ser
la prestigiosa universidad que es hoy día a pesar de las múltiples
adversidades, ya que desde sus comienzos conseguir esta importante institución
universitaria para el estado Trujillo no
fue nada fácil requirió de mucho esfuerzo.
La universidad en Trujillo desde
siempre ha desempeñado una gran labor
social, por el papel que representa es una
institución líder en educación superior, en
pro del crecimiento y desarrollo de la región.
Mario Briceño Iragorry
Mario Briceño Iragorry nació en
Trujillo el 15 de septiembre de 1897, es uno de los más importantes ensayistas
venezolanos del Siglo XX, además de ser un gran historiador, escritor,
diplomático y político. Sus padres Jesús Briceño Valero y María Iragorry. Su
infancia y juventud transcurrieron en tierras andinas, especialmente en las
ciudades de Trujillo y Mérida. A los 12 años quedó huérfano de padre. La primaria la cursó en su pueblo natal y el
bachillerato en el Colegio Federal de Varones de Valera. En 1912 se trasladó a
Caracas e ingresó ese año a la Academia Militar donde conoció al entonces
futuro presidente Isaías Medina Angarita. En 1914 tras renunciar a la vida
militar regresa a Trujillo donde ejerció el periodismo en las páginas de la
publicación “Ariel” fundada por él.
Dos años
después viajó a Mérida para seguir estudios de derecho en la Universidad de Los
Andes, donde tuvo como compañeros, a Diego Carbonell, Mariano Picón Salas y
Caracciolo Parra León. Allí conoció a Josefina Picón Gabaldón con quien
contrajo matrimonio en 1923.
En 1919 se
desempeñó como director de Política y encargado de la Secretaría del estado
Mérida. En 1920, se graduó de abogado en la Universidad de Los Andes. En 1921
ingresa a la Dirección de Política Internacional del Ministerio de Relaciones
Exteriores junto a Lisandro Alvarado, Jacinto Fombona Pachano y José Antonio
Ramos. Para esa época, ingresó a la docencia en el liceo Andrés Bello del cual
llegó a ser director. En 1921, publicó “Horas” y en 1922, “Motivos”.
En 1922 se
convirtió en Secretario de la Cámara de Diputados. En 1922, viajó a Nueva
Orleáns donde ejerció el cargo de cónsul de Venezuela desde 1923 hasta 1925.
Cuando regresa a Caracas en 1925, recibió el doctorado en ciencias políticas en
la Universidad Central de Venezuela. En este último año publicó “Ventanas en la
Noche” e inició investigaciones de etnografía, lingüística y arqueología. En
1926, publicó “Lecturas Venezolanas”.
En 1927,
retorno a Trujillo donde fue nombrado secretario general del estado, ejerciendo
interinamente la presidencia del mismo. En ese mismo año, fue director de la
Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela y publicó
“Ornamentos fúnebres de los aborígenes del Occidente de Venezuela”. En 1928,
fue designado presidente del estado Carabobo y meses después, Secretario de la
Universidad Central de Venezuela.
En 1930
publicó “La fundación de Maracaibo e Historia de la fundación de la ciudad de
Trujillo”, cuyo título definitivo fue “Los Fundadores de Trujillo”.
Mario
Briceño Iragorry se incorporó a la Academia Nacional de la Historia en 1930 y a
la Academia Nacional de la Lengua en 1932. En 1936 se editó una de sus obras
más sobresalientes, “Tapices de Historia Patria” y fue uno de los fundadores de
la Asociación de Caballeros del Espíritu Santo, de la cual fue secretario.
También en este año fue designado ministro plenipotenciario en Centroamérica,
residenciado en San José de Costa Rica, donde actuó hasta 1941. Otros cargos
públicos en los que se desempeñó fueron: la Dirección del Archivo General de la
Nación (1942-1943), la Gobernación del estado Bolívar (1943-1944) y la
Presidencia del Congreso de la República (1945).
A raíz del
golpe de Estado que derrocó al gobierno de Isaías Medina Angarita el 18 de octubre
de 1945, fue detenido y llevado preso al Cuartel de la Planicie. No obstante a
los pocos días es liberado y se dedicó a ejercer su profesión de Abogado.
En 1946,
Mario Briceño Iragorry recibió el Premio Municipal de Literatura por su obra
“Casa León y su Tiempo”, y al año siguiente, el Premio Nacional de Literatura
por su libro “El Regente Heredia o la Piedad Heroica”.
En 1949 fue
designado como embajador de Venezuela en Colombia. Durante este período publicó
una serie de libros que lo convirtieron en uno de los más importantes
exponentes de la ensayística contemporánea de Venezuela. Algunos de esos
títulos son: “Alegría de la Tierra”, “Vida y Papeles de Urdaneta el Joven”, “El
Caballo de Ledesma”, “Los Riberas”.
Fue Cronista
de Caracas, En 1951, apoya la candidatura de Jóvito Villalba para las
elecciones presidenciales de 1952. Ante el desconocimiento por parte de la
Junta Militar del resultado de dichos comicios se exilia en Costa Rica (1953) y
Madrid (1953-1958). Una muestra de su obra apareció en la serie Obras selectas,
de las Ediciones Edime 1954. En esos años estuvo madurando sus ideales
políticos sobre el nacionalismo a través de diferentes publicaciones.
En abril de
1958 retorna a Venezuela, pero 2 meses más tarde muere en Caracas el 6 de junio
de 1958. Los restos de este insigne venezolano yacen en el Panteón Nacional
desde el 6 de marzo de 1991.
Mario Briceño Iragorry es sin duda alguna uno de los grandes venezolanos del presente siglo.
Sus altos dotes de humanista y pensador, sus enseñanzas y vigilias transmitidas
en una treintena de libros y más de un centenar de trabajos de investigación,
nos pusieron el oído y el corazón muy cerca de nuestra tierra.
Su obra nos ha permitido compenetrarnos con las raíces
más hondas de nuestra identidad, con la trama de valores fundamentales que le
dan la fisonomía cultural a una nación.
Escritor, pedagogo, político y maestro de la juventud, Don Mario Briceño
Iragorry ha sido el forjador de todo un ideario venezolanista.
Como pedagogo, se abocó a alertar sobre la necesidad
de conocer nuestra literatura, nuestra historia y nuestras manifestaciones
colectivas. Para Iragorry el estudio de la realidad nacional era un factor
determinante, y este sentimiento lo materializó en sus trabajos históricos, en
sus innumerables crónicas, ensayos y narraciones.
La Casa de Cultura “Mario Briceño Iragorry”, es un espacio de gran valor histórico, como lo es la
casa natal del ilustre trujillano Mario
Briceño Iragorry. La placa en su fachada dice "En homenaje del
Concejo Municipal de Trujillo, el seis de Junio de 1959, y es que esta casa
hecha a finales del siglo XVIII, ubicada en la Avenida Independencia con calle
Comercio, cuenta con unas dimensiones de casi 600 metros cuadrados.
La historia de esta casa radica en
que la familia de Briceño le donó al Conac (Centro Nacional para la Cultura),
quien ahora es el Ministerio de la Cultura, y tiempo después el Conac le pasó
el comodato a la ULA. Actualmente pertenece a la ULA para mostrar arte
contemporáneo y popular. Bajo la tutela de la Coordinación de Extensión y
Cultura del Núcleo Universitario “Rafael Rangel” de la
Universidad de Los Andes en Trujillo.
El Centro
de Investigaciones Literarias y Lingüísticas «Mario Briceño-Iragorry»
El Centro de Investigaciones
Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño-Iragorry” es una unidad académica de
investigación, docencia y extensión del Núcleo Universitario “Rafael Rangel” de
la Universidad de Los Andes en Trujillo, vinculado a la Coordinación Académica
y a la Coordinación de Investigación y Posgrado del NURR.
Su idea surgió como una propuesta del Comité
Ejecutivo del Primer Simposio de Literatura Trujillana realizado en febrero de
1985, se concretó luego en el punto 2 del capítulo II de la “Declaración de Trujillo”,
leída y aprobada en la Asamblea Plenaria de dicho evento y respaldada por las
firmas de las trescientas cincuenta personas asistentes al mismo, entre
invitados especiales, investigadores, académicos, escritores, poetas,
estudiantes de pregrado y posgrado y autoridades de la Universidad de Los
Andes, presidida por el ilustre Rector Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, quien
presidió la lista de firmantes de dicha Declaración.
Esta idea, convertida luego en
proyecto, se fundamentaba en la necesidad de sistematizar y orientar, en
función de objetivos programáticos, la investigación literaria y lingüística en
el Núcleo Universitario “Rafael Rangel” de la Universidad de Los Andes en el
Estado Trujillo, aprovechando el recurso humano ya existente en el área de Castellano
y Literatura del Departamento de Lenguas Modernas, y la existencia de otros
Centros e Institutos afines de reconocida trayectoria en el país y en la propia
Universidad, y dentro de la estrategia común de desarrollar una investigación
que abarcara lo regional, lo nacional y lo latinoamericano, en el contexto de
los estudios literarios y lingüísticos a nivel mundial. El Centro constituía
además una necesidad y una exigencia como base de apoyo a otro proyecto, el de
la Maestría en Literatura Latinoamericana. Su creación fue promulgada en sesión
ordinaria del Consejo Universitario del 30 de abril de 1987.
El Centro de
Investigaciones Literarias y Lingüísticas “Mario Briceño-Iragorry” es un
Organismo nivelado al Departamento de Literatura y Ciencias del Lenguaje.
Destinado fundamentalmente a la investigación, al fomento de las actividades de
Postgrado y a la Extensión en sus áreas de competencia.
CONCLUSIÓN
La Universidad de
los Andes es la segunda
universidad en orden cronológico de Venezuela, lo que la convierte en una de las más importantes
de la historia de este país. Es importante resaltar y conocer la labor de
muchos personajes importantes que dieron vida a esta casa de estudio entre
ellos algunos de sus rectores como Caracciolo Parra y Olmedo, Pedro Rincón Gutiérrez y por el NURR el
ex-vicerrector Ramón Alberto Pachano Rivera, quien por motivo del 40 aniversario del Núcleo
Universitario “Rafael Rangel”, hizo la siguiente reflexión que me atrevo a citar “Primero que
todo tenemos que dedicarnos a la institución o a cualquier otra actividad con
amor. Lo primero que tenemos que fomentar es el amor por la actividad que
estamos realizando. Sí nosotros no amamos algo, no nos vamos a sentir
satisfechos con lo que estamos realizando; no nos vamos a sentir satisfechos
con nuestro trabajo, y para sentirnos satisfechos tenemos que amar lo que hacemos”.
En pocas palabras si queremos continuar con el legado y la labor de esta
importante universidad debemos sentirnos identificado con la universidad
valorar y apreciar lo nuestro.
El
NURR desde junio de 1972 y hasta sus 44 años, ha sido una Institución que ha
transformado al Estado y a la región. Formando a varias generaciones de profesionales. Actualmente ofrece hasta 25 diferentes opciones de estudio a los
jóvenes trujillanos y a esto se suma lo aportado en investigación, no solo para
el beneficio del estado sino que también en beneficio del país.
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